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martes, 16 de noviembre de 2010

Los gentiles (Parte 3)

“Contaminan el agua donde mas hace falta”

En mi mente recorrían muchas imágenes, no se cuanto tiempo estuve en el auto, lo único que me distrajo fue mi celular, una llamada de mi papá conteste, se escuchaba muy enojado, ya había visto el periódico, lo único que hice fue colgar. Pensé en ir con Alberto y enseñarle el periódico, cuando llegue había muchas patrullas incluso un camión de granaderos, hable al periódico, les dije lo que estaba pasando, dijeron que mandarían a alguien a cubrir la nota, decidí bajar a ver si veía a Alberto, un policía no me dejo pasar, a lo lejos lo vi, me vio, alzo la mano con la “V” de la victoria.

Fui a casa, me detuve unas cuadras atrás para escribir algo para mi mamá. Me estacione, frente al zaguán rojo. Mi padre salió, me dijo que nunca me quería volver a ver por su casa, me soltó un golpe, le hable a Laura, “tuuu”, “tuuu”, hasta que por fin contestó, le dije lo que había pasado, lo de mi padre, lo del periódico, lo de Alberto. Le dije que no iría a la escuela. Le dije que buscara a mi mamá, le pidiera una copia de lo que le di, lo leyera, pensara muy bien en el, y que lo llevara al periódico, me despedí con un “hasta pronto” y un “te amo”. Suena un claxon. Duda su respuesta. Se acerca un coche de mi lado izquierdo. De su boca sale un “yo también te…”, su respuesta la opaca un gran estruendo.

(…) mamá no pido que entiendas el porqué hice todo esto, es mas ni yo logro explicármelo; quiero decirte que cuando visite la comunidad me encontré con una gente que lucha porque se le reconozcan sus personales visiones del agua, gente que se niega a considerarla como una simple mercancía. Son básicamente agricultores, dependen de ella. Uno de ellos me contaba que el agua representa la sangre y el sustento de la vida, que su pureza es necesaria para mantener el equilibrio de todos los seres vivos. Que al nacer nos integramos a la madre tierra al igual que los ríos, manantiales, los mares y todos los cuerpos de agua.

Por eso madre contaminar el agua es herirnos de muerte a nosotros mismos, la comunidad esta harta del discurso político de los abusos mercenarios de funcionarios y empresarios, de gente como mi padre que solo ve poder y riqueza.

No pretendo que me comprendas, es mas yo mismo a penas estoy entendiendo…

miércoles, 28 de abril de 2010

LOS GENTILES (parte 2)

Llegue a casa, muy feliz, mi sonrisa lo demostraba. Entre a la sala para saludar a mis padres, pero solo estaba “el señor Daniel”, con un compañero de trabajo, no pude evitar escuchar lo que hablaban.

Hablaban sobre una descarga de aguas negras, que contaminaría, un rio, cercano al D.F. observe a mi papá con cierto desagrado, el me miro, como si nada; cuando se fue su amigo, trate de hablar con el.

- ¿En verdad es necesario?

- ¿Necesario, que?

- Contaminar el agua.

- Pues… depende de como lo veas.

- Pues, ciertamente lo veo muy mal, siento un poco de pena por ti.

- Jajaja-jajaja, Pena ¿de tu padre?

- Si, aunque suene un poco raro, tú que te nombras “el que revolucionaria este pinche país”, no eres más que un pinche corrupto más.

- ¡Cállate pendejo! (me grita, mientras suelta una cachetada)

Subí a mi cuarto muy enojado, me acosté en mi cama, mirando el techo azul, pensando en como le podría deshacer, su “proyectito” al cabrón de mi padre; necesitaba mas información de su “negocito” así que la busque en su oficina, la estuve buscando toda la noche, en papeles, en su computadora, hasta que encontré un sobre, era peor de lo que pensaba, sobre todo por que el rio estaba cerca de una comunidad y muy seguramente era su única forma de abastecimiento de agua.

Regrese a mi cuarto, para así dormir un rato, no lo logre, tenia muchas cosas en la cabeza, el problema con mi papá, el beso con Laura, incluso, ya no tenia tanto en mente, el cuento, ya no me importaba tanto la critica de aquel carbón. Cuando me di cuenta ya eran las ocho, otra vez tarde para la escuela, así que me metí a bañar con el agua un poco fría, bajo a desayunar, papá me saluda como si nada, lo ignoro y a mi mamá la saludo, mientras me despido.

Estaba camino a la escuela, pero tenia que hacer algo, no se por que sentía la enorme necesidad, de visitar aquella comunidad que intoxicaría mi padre, así que según el mapa, llegue a aquella comunidad, platique con un señor llamado Alberto, le dije que venia de un periódico, para investigar sobre si era verdad, lo que harían con el rio, aquel señor, solo dijo que días atrás, habían ido a hacer unas mediciones en la zona e incluso, ellos habían ayudado.

En ese momento, sentí una gran impotencia, la necesidad de hacer algo. Tome una decisión, iría a algún periódico y daría la noticia de lo que quería hacer mi padre, en ese momento me sentía de alguna forma Edipo.

Llegue a las oficinas de la Jornada, el periódico que lee mi papá, siento que así le dolería mas una vez en la recepción, le comento a la señorita, lo que tengo, sin tomar mucha importancia, me manda a un cubículo, ahí están dos señores, a los que les comento, lo que pasa, me preguntan que si tengo pruebas, les doy el sobre, mientras lo abren me interrogan.

- ¿Donde lo conseguiste?

- Se lo robe a mi papá.

- ¡Ah! Pinche chamaco cabrón ¿si sabes que podrías hundir a tu papá?

- Claro que si, pero mi padre no es mas que un corrupto, se lo tiene bien merecido.

- Pues esta peligroso publicarlo, pero de eso se trata el periodismo, pasado mañana, checa el periódico. ¿te quieres quedar las originales?

- Pues… si.

- Sale, dile a mi secretaria, que te saque unas copias, y le dejas tu nombre y tu teléfono, solo por seguridad.

Salí con la secretaria, me pidió mi nombre y mi teléfono, también le entregue los documentos y me hizo firmar un documento donde les daba el poder, de hacer lo que quisieran con los ellos.

Llegue a mi casa, un poco sorprendido, de lo que había hecho, pero ya no había vuelta atrás, me acosté y vi aquel techo azul, mientras escuchaba que alguien se acercaba a mi cuarto, mi padre, no escuche ni una sola palabra de lo que dijo, yo seguía viendo el techo azul mientras este se iba deformando, pasaba a verde, rojo, blanco, morado, negro, caía lentamente. Desperté unas horas después, con un poco de dolor de cabeza, en mi buro había una nota de mi padre, “si no veo cuando llegue el sobre en mi oficina, mejor no vuelvas”. Pensé en dejárselo, al fin y al cabo ya mañana estaría “hundido”.

“Jajaja-jajaja”, es lo único que dice Katia cuando le cuento lo que hice. Le digo que no iré a la escuela, por que iré de nuevo, al pueblo, para tratar de reparar, de algún modo las atrocidades, que hará el cabrón de mi padre. Llego a esta comunidad, empiezo a hablar con Alberto, que me dice, que, la ausencia de agua, a veces es mucha, para el ganado, las cosechas se pierden, no hay para tomar, ni para uso personal.

- Pues fíjese que los gentiles sabían mucha cosas. Ahí tiene, por ejemplo, sus casas en lo más alto de las montañas. ¿como harían para tener agua?

- No lo se (confieso).

- Pues, la sembraban. Allá arriba, antes, había un manantial que nunca se secaba. Allí se procuraba el agua de los animales, hasta que un día, el agua se acabo, se quiso sacar la tierra, para ver si mas abajo todavía estaba el agua, pero no, nos encontramos con una tubería, la quisimos picar para ver si traía agua. Pero traía agua negra, así que tuvimos que bajarnos de la montaña, para así tener agua del rio, el rio es lo único que nos queda. Y ahora con lo que dices que harán pues ¿A dónde iremos?

- (muevo la cabeza negativamente, sin respuesta)

Los habitantes de aquella comunidad, me recibieron muy bien, lo que estaba pasando era muy grave, quizás, lo peor que había sentido en mi vida, impotencia, llame al tipo del periódico, me dijo que ya estaba preparado el reportaje, solo faltaban fotos que ya debería de estar por ahí el reportero y el fotógrafo, así era llegaron cinco minutos después, tomaron fotos, entrevistaron a la gente. Solo estuvieron como dos horas. Yo me fui entre recomendaciones de Alberto. Estuve mirando el zaguán rojo unos momentos, quizá un poco nervioso por culpa de mi padre, por fin apague el auto, cuando entre a la sala, ahí estaba mi papá, con mi madre, mi mamá estaba llorando.

- ¡Los papeles cabrón! (exigió mi padre)

- ¡¿Para que los quieres, quieres matar a más personas?! ¿No estas a gusto con el daño que nos has hecho?

- (Soltándome una cachetada me dijo) ¡Mañana los quiero ver en el desayuno!

Abrace a mi mamá, le dije que había sido un día muy cansado, que fuera a dormir, que yo también lo haría, ella igual me pidió los papeles, se los negué y le pedí perdón por lo que haría. Subí a mi cuarto, mientras me despedía con un beso de mi madre. No pude dormir, me quede toda la noche observando el azul del techo, a media noche se me ocurrió llamarle a Laura. Su celular estaba apagado, y no era bueno hablarle a su casa, “Pum, pum, Bang, bang” ladra el estéreo.

A las cinco de la mañana me meto a bañar y me voy, busco un puesto de periódicos lo encuentro…

viernes, 19 de marzo de 2010

LOS GENTILES

Es un cuento que escribi, hace poco relativamente, asi que se los dejo es la primera parte...


(…) -tomando en cuenta que este será el ultimo día que te vea-. Entonces, Jorge, tomo el revólver que estaba encima de aquel escritorio negro, lo recargo sobre su sien, y dedicándole una sonrisa un poco cínica a Laura jalo del gatillo opacando así el grito desesperado de Laura.

“Me gusta el final ¿Porque sigo utilizando el mismo nombre?, ¿Qué tiene Laura?”, pienso, mientras recargo, mi cabeza, sobre el respaldo del sofá y veo el techo azul, veo el reloj, ya es tarde, un poco despreocupado, doy un último trago al vaso de agua, me visto, mientras mamá me dice que será la última vez que me llamara para desayunar, vuelvo a mirar el reloj cuarto para las siete, llego al comedor (mientras pienso que dirá el cabrón de Literatura. Desde que empezó el curso, no ha hecho más que criticarme), mi padre esta leyendo la jornada, mientras que mi mamá me pregunta el porque de mi tardanza, tomo el café, con un poco de prisa y apenas doy un par de mordiscos al sándwich.

Mi mamá me da un beso en la frente, mi padre solo suelta un adiós, sin dejar de leer su periódico. Subo al coche de mi padre, que ya no usa desde que lo ascendieron en su trabajo y le dieron un coche con todo y chofer. Ya es un poco tarde, espero poder llegar, a la primera clase, Etimologías, casi todos odian a la maestra; yo no, pero tampoco soy un gran entusiasta de su clase. Llego con diez minutos de retraso, aun así la maestra me deja pasar, busco un lugar donde sentarme y elijo uno junto a Katia. Ella me pregunta por la tarea de lite le respondo sacándola de mi mochila e intercambiamos trabajos, leo el suyo, me gusta, pero estoy más preocupado, por que me de su crítica. Al entregármelo, dice:

- ¡Órale!, pensé que solo había drogas, sexo y estupideces en ese cerebro.

- Pues ya vez que no, igual me sorprendes, por lo menos no mencionas a tu pinche noviecito.

- Y que, ¿Cómo te fue en el fin?

- Pues, normal lo mismo de siempre, comer con mi mamá y todo lo de rutina, y ¿a ti?

- Pues bien, por ahí una fiesta, nada fuera de lo común.

- ¡Ah! pues que bien, por cierto el viernes tendré una fiesta en mi casa, estas invitado, aparte no ira mi novio.

- ¿Y eso, a que debemos su abandono?

- Pues, se fue desde ayer con su tía a Guadalajara y regresa hasta la próxima semana, pero déjate de payasadas, ¿si vas o no?

- Si, claro que voy.

La maestra nos pide silencio, diez minutos después termina la clase, es hora de literatura, saliendo del salón prendo un cigarro, Katia me pide uno y caminamos, mientras voy pensando en la reacción que tendrá el de lite, cuando llegamos nos recargamos en la pared, mientras nos terminamos el cigarro llega el maestro y dice: “no pienses que por fumar te parecerás a Jaime Sabines”, le sonrío mientras entramos al salón.

El profesor pide la tarea, espero a que lo entreguen todos para así ser el ultimo, el maestro hojea mi cuento como esperaba y lo pone encima de los otros; al terminar salí al balcón enciendo un cigarro y pienso, en que diría al otro día el maestro, quizá lo sorprenda, quizá, no, en ese momento una voz, distrae mis pensamientos.

- Hola, Daniel, ¿como has estado?

- Hola, bien, gracias, ¿y tú? ¿Por que ya no habías venido, te paso algo? (es Laura, la conozco desde el kínder, nuestras madres son muy amigas, y yo, aun la quiero después de ya casi un mes que terminamos.)

- Es que, tenía, unos problemas en mi casa, mis papas andan un poco enojados, mi hermano se volvió a ir de la casa y ahora me están protegiendo mucho más.

- ¡Ah ya! entonces ¿no iras a la fiesta de Katia?

- No, no creo, pero de todos modos yo te estoy viendo por aquí y te aviso, bueno me voy, tengo clase de química, bye.

- Bye, te cuidas.

Enseguida llega Katia con Fernando, y nos dirigimos a nuestra clase ahora de Matemáticas cuando llegamos al salón, se nos dice que ya no tendremos clase, invito a Fernando y a Katia a tomar un café, así que vamos al estacionamiento.

Ya una vez en el coche suena mi celular, es Laura me dice que no tubo clases, pregunta si puede hablar conmigo, yo obviamente le respondo que si, le digo que venga hacia el estacionamiento, Katia, me lanza una mirada un poco agresiva, y Fernando pregunta quien vendrá yo solo respondo que “una amiga”.

Salgo del auto, para ver donde viene, la veo a lo lejos, y alzo la mano, para que me vea, nos sonreímos y entramos al auto pregunto, a donde quieren ir, Laura propone un lugar, desde el retrovisor veo la cara de desaprobación de Katia, pero no dice nada y nos dirigimos a un café llamado “Macondo” con las instrucciones de Laura.

A Katia, no le cae muy bien Laura, por que según ella, Laura me ha lastimado mucho, tiene algo de cierto, no se si tanto para que actué así. Llegamos al café, comemos mientras platicamos, saltamos de un tema a otro, de filosofía a moda, de Sartre a Kafka. Katia y Fernando se tienen que ir, les ofrezco llevarlos, pero deciden tomar el metro.

Laura y yo seguimos con nuestra conversación, empezamos a hablar de cosas pequeñas, que se iban haciendo cada vez más grandes, como las bolas de nieve, pedimos vino y una pasta para compartir.

- Y ¿tu novia? (pregunta ella con un poco de sarcasmo)

- Mmm, no tengo, aun… ¿y, tu novio?

- Pues terminamos,

- ¿Ósea, que estas disponible?

- No te hagas el payaso, si fue por tu culpa que terminamos.

- ¿Por qué por mi culpa? Que yo sepa, ni siquiera te había visto.

- Pues si, pero un día besando, al estúpido ese, se me salió tu pinche nombre, y pues terminamos.

- ¡Huy!, no se si alagarme o apenarme. Pues… ¿que te puedo decir?

- No, no te preocupes, de hecho, no espero ninguna respuesta, tú no tienes la culpa.

- Pues ni tu, yo se que soy irresistible.

- ¡Ah!, ya no seas payaso.

Sonó su celular, era su mamá, como siempre checándola, Laura solo colgó y me pidió que la llevara a su casa, así que pagamos, y nos fuimos. Estuvimos enfrente de aquel portón café un rato, mientras nos despedimos, ella dice: “Où as-tu été ce temps? On tarde il y a, mettez son veto à une maison”, me dio un beso y se metió a su casa, yo me quede ahí otro rato mas, un poco impactado, por lo sucedido, no fue un beso “bien” pero al fin y al cabo un beso.