Copyright © El Laberinto
Design by Dzignine
miércoles, 23 de diciembre de 2009

20 años después.


Quizá les halla pasado en alguna ocasión, quizá alguna vez caminando por la calle, les pareció ver entre el tumulto de la gente a una persona a la que amaron hace mucho tiempo, apenas fue un instante, un breve destello de luz, el suficiente como para dejar una quemadura en la retina y el alma. El suficiente para dejarte paralizado, en mitad de la acera sintiéndote en contra corriente de todo, sin saber que hacer o que decir y se le llena a uno la cabeza de recuerdos.

El caso es que no estés seguro de esa persona, por que primero fue un breve instante y en segundo lugar, pues, hace ya mucho tiempo desde la ultima vez que la viste, que todos hemos cambiado y tu también aunque a veces no lo reconozcas; el caso es que uno queda dudando en mitad de la acera, pensando si no es que uno confunde la realidad con el deseo, quiero decir, que a lo mejor si se trate de esa persona, pero a lo mejor no, a lo mejor uno lo desea tanto que la inventa entre la gente, quizá sea un deseo inconsciente y uno solo quiere encontrarse con ella para decirle; una tontería quizá para recuperar algo de esos tiempos en los que eremos eternos e invulnerables, quizá solo para decir: ¿Qué fue de ti en todo este tiempo?, ¿Qué fue de nosotros?, que ha sido de mi.

Hoy, me levante como todos los días, quizá un poco más emocionado, hoy, hoy si tenía algo que hacer. Hoy no estaría ahí, como siempre… hoy, por fin, ha llegado ese día antes de navidad, ese día, en el que todo cambia, todos van en busca de algo, un regalo, un beso, un abrazo, un hola, un ¿Cómo estas?, una sonrisa, una mirada.

Hoy, como todos los días, prendí la televisión, las mismas noticias, me bañe con un poco mas de motivación, pero esto no es lo bonito del día, quizá, no lo bonito, lo especial, digamos. Sucede que la historia que les estoy contando es un poco del futuro, es más bien un sueño, que tuve y muy amenudeo se repite, un sueño, que simboliza, tal vez mi desesperación por ti. Esta historia, se desarrolla hoy, pero el hoy de veinte años adelante.

Lo bonito del día, fue en el metro, estación pantitlán, esa estación en la que todos van de un lado para otro, esa estación en la que todos gritan, todos corren, hasta que en un momento, todo se detiene, de repente, te encuentro ya son muchos años que no te he visto, pero estas casi igual, tan hermosa como entonces quizás mas (sigues pareciendo la niña mas dulce de la ciudad), ¿Cuánto tiempo ha pasado desde los primeros errores, del interrogante en tu mirada? La ciudad gritaba y maldecía nuestros nombres, “Jóvenes promesas” no, no teníamos nada.

Dejando, por ahí, los ecos de tus susurros, buscando cualquier rincón sin luz. “agárrate de mi mano que tengo miedo del futuro” y detrás de cada huida estabas tu, estabas tu…

En las noches vacías en que regreso, solo y malherido todavía me arrepiento, de haberte arrojado, tan lejos de mi cuerpo. Y ahora que te encuentro, veo que aun arde, la llama que encendiste nunca es tarde, para nacer de nuevo, para amarte…

Debo, decirte algo antes de que te bajes de este sucio vagón y quede muerto, mirarte a los ojos y tal vez recordarte, que antes de rendirnos fuimos eternos, me levanto decidido, me acerco a ti y algo en mi pecho se tensa, se rompe; ¿Cómo estas, cuanto tiempo te acuerdas de mi?

Una sonrisa tímida, responde, "Perdone, pero creo que se ha equivocado".
"Disculpe, señorita, me recuerda tanto a una mujer que conocí hace ya algunos años".

Más viejo y más cansado vuelvo a mi asiento, aburrido vigilo las caras de los viajeros,
compañeros en la rutina y en los bostezos…

Tal, vez muchos, se pregunten que diablos le pasa por la cabeza a la muchacha que protagoniza la historia, disculpen, pero no puedo satisfacer a quien pregunte por que no tengo ni idea de lo que pasa por la cabeza de la muchacha. Pero si se algo, se que un día todo cambiara, espero que mas pronto que tarde, pero un día, las cosas serán diferentes, un día el muchacho entrara en el vagón, y la encontrara, en el asiento de enfrente, radiante y luminosa, y le hará la pregunta que siempre le hace al terminar el sueño.

Y un día, todo cambiara, ella se levantara de su asiento, sosteniéndole la mirada, el metro; detendrá su ritmo, todas las cabezas se giraran hacia ellos, la ciudad también se detendrá, la gente parada en las aceras, los coches en mitad de la calle, las palomas emprenderán el vuelo. Ella se acercara mucho a el y ese día, le responderá muy diferente a como lo hace en el sueño.

martes, 22 de diciembre de 2009

Regreso, ¿Triunfal?

Hola, pues, creo que descansé mucho tiempo, pero, no se. No sentía esas ganas de escribir algo, igual y sea por que no estaba “triste” ¿no han sentido que la tristeza es un gran motor para la escritura? Te la pasas el día, escuchando esas canciones, escribiendo, soñando, pero cuando llega la felicidad uno se encierra en esa burbuja, monótona y alegre que es la felicidad, vuelas, sueñas (claro, de diferente manera), te la pasas “bien”, hasta incluso besas…


Pero como imaginan ustedes, si, de nuevo, regresa la tristeza a mi, que no es tan malo como ustedes piensan, de hecho me agrada, aunque los amigos, te digan “ya no estés triste”, “ella no te conviene”, “en este mundo existen muchas”, claro, como bien dice, el viejo dicho (valga la redundancia), siempre hay un roto para un descocido.


Como ya les dije, estoy de nuevo “en circulación”, estoy de nuevo en bares, a esos en los que nunca veré, digamos que a “Dolores” donde persigo mujeres ajenas, que me lleven a sus casas, para ahí, dejarme morir, aunque soy tuyo y, voy a los lugares pactados y, te espero hasta que me dejes plantado. Aunque soy tuyo, todo el tiempo, incluso cuando sueño, incluso cuando rio. Aunque soy tuyo, digamos que espero librarme de ti algún día.


Si, algún día espero librarme de ti. Espero que eso algún día me de felicidad (o no se si prefería la tristeza, como ahora), pero en este momento, regreso por fin a escribir, a encerrarme en estos muros, por que ya llego la navidad para los tristes, la navidad, de los que el resto del año son felices, o por lo menos no tan hipócritas.


Por ultimo, les dejo una canción de Joaquín Sabina, que prácticamente es un poema, se llama “Noches de boda” y es una invitación, a vivir, y como dice aquella canción, “Que no te cierren el bar de la esquina”


Nos seguimos viendo pronto.


Que el maquillaje no apague tu risa,
que el equipaje no lastre tus alas,
que el calendario no venga con prisas,
que el diccionario detenga las balas.

Que las persianas corrijan la aurora,
que gane el quiero la guerra del puedo,
que los que esperan no cuenten las horas,
que los que matan se mueran de miedo.

Que el fin del mundo te pille bailando,
que el escenario me tiña las canas,
que nunca sepas ni cómo, ni cuándo,
ni ciento volando, ni ayer ni mañana.

Que el corazón no se pase de moda,
que los otoños te doren la piel,
que cada noche sea noche de bodas,
que no se ponga la luna de miel.
Que todas las noches sean noches de boda,
que todas las lunas sean lunas de miel.

Que las verdades no tengan complejos,
que las mentiras parezcan mentira,
que no te den la razón los espejos,
que te aproveche mirar lo que miras.

Que no se ocupe de ti el desamparo,
que cada cena sea tu última cena,
que ser valiente no salga tan caro,
que ser cobarde no valga la pena.

Que no te compren por menos de nada,
que no te vendan amor sin espinas,
que no te duerman con cuentos de hadas,
que no te cierren el bar de la esquina.